julio 30, 2015

LA TIRANIA



 Indudablemente la historia es maestra, unos nacen, otros se hacen y perfeccionan, comienzan casi justificados para acabar todos igual, solos con su delirio y soberbia.
Es la historia novelada de Dionisio I de Siracusa allá por el siglo V a.C.
Pasaron los siglos y siguen los mismos de hoy: Demócratas, Aristócratas y Populistas igualitarios; la masa ignorante y las oligarquías de arriba y de abajo
De como se pasa de justos reclamos a la autocracia absoluta sin piedad.
 La Magna Grecia repite en sus colonias occidentales los celos, alianzas y traiciones de sus metrópolis.
 Iguales razones y argumentos: que haya justicia, eliminar desigualdades y la pobreza repitiendo métodos, destruir y exterminar a los otros, sus parientes o descendientes.
Las Compañías germen de las mafias y asambleas populares digitadas o parlamentos en los que no se parla se vota a libro cerrado la orden.
Lo de tropezar dos veces con la misma piedra no es frase hecha, es una constante a punto de repetirse.
Ciencias políticas, sociología e historia y repetidas constantes; mesas chicas de consejeros cada vez menores, hasta que el nepotismo es necesario; leales que acaban siendo alimento de ratas, perros y cuervos llámense Nissman, Rafecas, Oyarbide, Timermann, el Morsa, Boudou o Scioli.
El texto es de un maestro de la novela histórica Valerio Massimo Manfredi: El Tirano, editorial Grijalbo novela histórica.
La soberbia y la impunidad aseguran que los tiranos no se van ni los sacan papeletas electorales o asambleas, se los saca con los pies por delante y de sus mercenarios y sirvientes no queda la memoria ni la bolsa que acumularon.
Hay un tiempo para cada cosa, como bien lo escribió Plutarco (46-125) que sabía de estas cosas por  haberlas vivido:
No cabe duda en efecto, que la Divinidad utiliza a ciertos hombres con el fin de castigar la maldad de otros y hace de ellos en cierto modo unos carniceros, antes de aniquilarlos.
También es antiguo y cierto que los Dioses primero ciegan a quienes quieren perder.
Como somos vivos y modernos despreciamos lo viejo ¿Alguna divinidad nos habrá cegado?

No hay comentarios: