diciembre 19, 2013

DOLOROSO RECUERDO EN LLAGA VIVA

Agradezco a mi querido amigo Fernando Castro Pintos el material que publico con la convicción que nos obligará a una necesaria reflexión y me servirá para limpiar el teclado de tanto nombre indigno, recordando grandes argentinos que fueron parte de mis primeros años, como a Ramón Cárcano que debió ser el vicepresidente de mi abuelo Roberto M. Ortiz y le hubiese ahorrado a la Nación 70 años de barbarie y disolución.
 A otros los conocí más tarde: a Don Antonio Santamarina en San José de la Tinta, Tandil, a Manolo Ordoñez y José Antonio de Allende del original Partido Demócrata Cristiano del que alguna figuré como afiliado fundador, cuando ya me había ido ante la invasión de social demócratas y proto marxistas.

¡¡¡Que no hubiese hecho este puñadito de gigantes junto al resto de los nombres que campea en el texto!!! 

Un hato de ratas, demagogos y anquilosados personajes feudales decididos a mantener como fuese sus privilegios quemó tres o cuatro generaciones de argentinos. Por lo que hoy leo no se extinguieron, vuelven por sus fueros.

 ¡¡¡SALUD Y PRUDENCIA VERDADEROS DEMÓCRATAS, LOS QUINTA COLUMNA CAMINAN AL LADO BUSCANDO UN CARRO TRIUNFAL AL CUAL SUBIRSE!!! 
 CIEN AÑOS DE HISTORIA Cien años del Partido Demócrata de Córdoba 

 Corría el año 1947, yo cursaba a los tumbos 6to grado, cuando mi padre, a fin de lograr que pudiera mejorar en el tema educativo, decidió mandarme pupilo al colegio Santo Tomas de la Cuidad de Córdoba. Designó mi tutora en esa ciudad a mi tía abuela Flora Allende Cáceres. Una encantadora anciana vivaz y lúcida que vivía en una cómoda casona colonial que tenía tres patios y cochera, ubicada en la calle Tucumán 26. Esta casa era habitada por su hermana Teresa y por una descendiente de los esclavos, que habitaban en numero de 36 la legendaria “Casa de los Allende”, era María Carranza quien desde el primer momento que la vi dedicó su vida a malcriarme. Esos recuerdos de mi niñez de esa Córdoba todavía post-colonial y mi regreso doce años después para cursar mi carrera de escribano en la legendaria Universidad de Trejo y Sanabria, hacen que realmente me llene de emoción estar hoy en esta Córdoba tan nuestra para todos los Allende. Quiero hacer un recuerdo a los mejores profesores de leyes, que tuve y que podía tener una facultad en esa época de los años 1957. Eran Núñez, Yadarola, Claria Olmedo, Vélez Mariconle, Ferreyra Quintana, “EL Mememo” Saravia, Vaca Narvaja y tantos otros. Hoy me encuentro en esta venerable casona conservadora habitada por los fantasmas de aquellos próceres legendarios defensores de nuestras ideas. Me refiero a Garzón, Ramón J. Cárcano, “El Compadre” de mi abuelo Ignacio Allende Cáceres, Núñez, Del Barco, “El Lúcido” Julito Roca, los dos Olmos (padre e hijo), cuyos cuadros recientemente incorporados en nuestra sede representan dignamente a los demócratas cordobeses, el prestigioso político y gran orador José Aguirre Cámara, Yofre, Allende Pose, Rolo Martínez, y recientemente con un partido ya disminuido por las terrible circunstancias que vivió nuestro país, Maldonado, Viale, y mi lúcido pariente y amigo Roberto Cornet. Sin lugar a dudas, nos encontramos en el final de un ciclo político el cual ha sido una verdadera pesadilla que destrozó la economía, atropelló las instituciones y generó los mayores índices de pobreza e indigencia que conocimos. Una galopante inflación que acaba de dar por resultado una eclosión social en todo el territorio nacional marcada por una ola de saqueos y una terrible inseguridad que produjo también víctimas fatales. Pareciera ser que estamos tocando fondo y este es el momento en que las fuerzas moderadas y centristas que propugnan la división de los poderes que defienden las instituciones, la República, la familia, la propiedad privada y sobre todo, la defensa irrestricta de nuestra Constitución, debemos unirnos como reclama la ciudadanía. No debemos permitir bajo ningún aspecto que nuestra carta magna sea nuevamente manoseada y agraviada. En este contexto político aparece como una esperanza distintos partidos de distrito, muchos de ellos presentes en este acto, que tienen un objetivo común de constituir un nuevo Partido Nacional bajo el rotulo de nuestro centenario partido Demócrata. Nuestras fuerzas, en las postrimarías del siglo 19 y hasta la primera mitad del sigo 20, fueron quienes lograron el sorprendente desarrollo económico, político y social que tuvo la Argentina hasta el último gobierno de la Concordancia. El presidente Ramón Castillo, fue destituido por la fascista revolución del 4 de junio de 1943 organizada por el “grupo de oficiales unidos” liderados por el Coronel Juan Perón. Estos cien años del Partido Demócrata Cordobés, pareciera ser que es una fecha propicia para el lanzamiento informal de esta nueva fuerza demócrata que pensamos constituir en el año próximo. Quiero terminar con un sentido recuerdo a mi maestro, el prestigioso jurista, político y pensador Cordobés Octavio Carranza, de quien recibí el honor de prologar su libro póstumo. Como presidente de la H. Convención del partido demócrata de la Cuidad Autónoma de Buenos Aires traigo el especial saludo de nuestro Presidente don Eduardo Antonio Santamarina, de toda nuestra dirigencia y de todos nuestros correligionarios.
 Les deseo a los demócratas cordobeses un feliz cumpleaños en sus primeros cien años de existencia.
 Diputado Nacional (m.c.) Dr. Alberto Allende Iriarte Presidente de la H. Convención del Partido Demócrata de C.A.B.A.

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