diciembre 15, 2012

OCURREN MILAGROS

 Coincidir a los 6 años cuando se comienza la primaria y recién se sale de una casa segura donde todo está previsto: lo blanco es blanco y la mentira no se tolera, parece ser natural pero seguirlo haciendo setenta y pico de años después, cuando la tortilla de nuestra mundo local se dio vuelta tantas veces, es cuando menos asombroso.

 Soplaron vientos de todos los cuadrantes, las vida nos desparramó y sedujo a su antojo pero y ese creo que es el secreto, lo que mamamos de crios fue un pegamento más fuerte que todas las contradicciones y violencias de un mundo para el que no podíamos ser educados ni preparados porque sus cambios fueron impensables

 Habrá cambiado nuestro aspecto, incluso los términos que usamos son distintos y nuestras reacciones muestran las huellas de los palos que nos dio la vida, pero nada de eso impide reconocernos.

 Como homenaje a una vieja amistad después de una vida sin vernos y haber compartido solo dos o tres años, sin saber después nada el uno del otro bien vale esta introducción a tus líneas.
 Gracias Jorge.
 Leopoldo Emilio Silva Ortiz


Leopoldo: Esta mañana me salió escribir lo que te adjunto. Si te perece razonable publícalo. Yo tengo un hijo filósofo, Rector de un Instituto de Educación que me hace pensar bastante a pesar que a mis neuronas se les está acabando la pila.
 Su reflexión fue: Lo que está mal es el sistema. En esto ocurre lo mismo que con la educación, los que llegan al poder cambian todo y refundan el país.

 Su última fundación fue el 25 de mayo de 2003. Nosotros que no nos peinamos o peinamos canas, vimos fundarlo en octubre del 45, septiembre del 55 y varias veces más. Los que llegan ponen a su gente, sin laburo, en los cargos inferiores. Después crecen y ascienden.

 Los jóvenes idealistas que ayer vi asomarse y gritar desde un edificio público, son los de le refundación K. ¿Te acordás que antes estaban los hijos de la “gente como uno”?

 En 1955 llenaron la cancillería con ex comandos revolucionarios: chicos bien que no sabían hacer nada pero que llegaron a cónsules y hasta embajadores.

 Los que tenemos que cambiar somos todos los argentinos para volver a ser lo que fuimos antes de los refundadores.

 Un abrazo Jorge

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