agosto 22, 2012

CONOCER LA DIFERENCIA



En esencia es lo que permite distinguir a éste de aquel. ¿Será varón o nena?
Un hijo de puta y un imbecil tienen una ilimitada capacidad para hacer el mal pero no son iguales, no pueden ser confundidos ni es social o políticamente correcto hacerlo; estos son mucho más peligrosos; los hijos de puta duermen, en algún tiempo descansan; los imbéciles están siempre despiertos y en actividad.
Entiendo que queda claro, pero para evitar malas interpretaciones en una cuestión tan sensible. No está de más un ejemplo.
Un hijo de puta decide que usted señor tambero o propietario de una inmobiliaria se quejó públicamente por sus precarias condiciones de trabajo que lo llevaran a la quiebra y el hijo de puta de guardia le envía a la AFIP a inspeccionarlo a las 3 de la mañana o lo crucifican por cadena nacional. Cumplida su cuota de maldad tranquilo se acuesta y duerme sabiendo que lo asusto y asustó a otros, que se cuidaran de quejarse como de hacerse pis en la cama.
Un imbécil decide que debe profundizar su papel de supuesto opositor limpio y honesto y decide hacer una Convocatoria Nacional para que todos salgan a la vereda el 20/8 a las 20 horas por media hora y permanezcan en ella sin bocinas, cacerolas etc. para demostrar cuantos son los que protestan en silencio.
Firma la convocatoria con sus títulos, direcciones, teléfonos: fijos y celulares, de Argentina y Brasil, Skype, Facebook y Twiter para que no lo olvide, el imbécil siempre esta en todas partes, no descansa.
El hijo de puta que siempre actúa desde un cargo o asociado a otros, sorprendió o asustó a un grupito generando más bronca que la que había, en el peor de los casos siendo dañino es un mal menor.
El imbécil que siempre actúa en solitario, la autopromoción es el motivo, estafo a toda la opinión que recibió su Convocatoria Nacional e ingenuamente la recirculó dejándolos en ridículo.
Los dejó a todos peor que antes con la seguridad “que no se puede contra la dictadura.”
Estas líneas no tienen por objeto agredir a nadie por ello al que le quepa el sayo que se lo ponga y al que tenga un dedo rápido sobre la tecla “enviar a todos” también, primero lea, piense y después desparrame mierda.
Es cierto, tiene derecho a creer pero no a engañar solo porque aherido al derecho la obligación de asegurarse que la carne que vende o convida no este podrida.

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