marzo 31, 2011

OTRA VEZ VINO ATILA

Otra vez tiemblan las paredes, en medio del silencio habitual de mi casa en la que el RING del teléfono me hace saltar, influido por noticias recientes me digo: terremoto. No señor, le sigue un olor conocido a grasa, cuero, pieles, humo sudor y un latín que raspa: el Kahan Atila y en paz. Salto como un resorte, al fin y al cabo lo estaba llamando sin saberlo, hace semanas mi pensamiento libre iba en su búsqueda presintiendo su cercanía. El abrazo es fuerte y difícil de desenredar.


- ¡Blanca! Llamo a la mujer que me asiste, Por favor tráenos pan, jamón, queso y ese pechito de cerdo ahumado, que ayer le compraste a los polacos de la feria; yoghurt y agua para el Kahan y una jarra de vino para mi. Atila, esta vez no pregunto le sirvo y tienes que hacer honor a la mesa.


-Me sorprende don, lo conocí ansioso por saber y hoy lo encuentro ansioso por hacer, creía resuelta la cuestión que hay un tiempo para cada cosa, el tiempo de comer y descansar, el tiempo de amar y jugar, el tiempo de conquistar y ganar, el tiempo de perder y el tiempo más difícil: el de esperar. Le envié un carcaj de flechas con ideas y después de cada una notaba que lejos de tranquilizarlo se enervaba. Cuando dormía y el subconsciente ordenaba sus ideas y pensamientos escuchaba su llamada. Tranquílese y cuénteme; somos amigos más que hermanos, nos lo hemos demostrado, es el único hombre que no se avergüenza de mi amistad y me llama como su consejero privado.


-De acuerdo, déjeme ordenar las ideas.

-No señor, las armas fuera de la mesa, no esconda la daga bajo el poncho, ni me venga con historias, si soy capaz de sentir que me llama es porque leo lo que piensa, la tiene bien clara. Simplemente se niega a aceptar la verdad y en eso no somos aliados, amigos ni hermanos. Se lo aclaré la última vez que vine: cuídese de usted mismo.

Desde que aprendí a caminar me montaron a lomos de un caballo, en vida recorrí nuestras infinitas praderas y desiertos desde el fondo del Asia a los Alpes, Los últimos mil quinientos años galopo por los cielos infinitos viéndolo todo y haciendo voluntariamente por mandato lo que siempre hice sin saberlo.

Azote de Dios me llamó un humilde monje de las Galias que veía más que los grandes e lustrados de su época, era sin saberlo una herramienta para pulir el plan de la creación que los hombres se empeñan en remedar.


Le repito lo que ya sabe y hemos hablado, lo hago porque este costillar ahumado no puede despreciarse, de no ser así estaría perdiendo el tiempo y me hubiese ido.


-¡Epa! usted también esta cambiado, se me vino alzado y saliéndose de la vaina.


- Es cierto, estoy aquí porque tengo trabajo que hacer, quiero empezar y terminar de una buena vez, lo mío no son prolongados sitios y campañas, la rapidez es nuestro secreto, llegar, resolver, salir y a otra cosa.


Ya hemos hablado del poder, que es el asunto que lo desquicia, todo el poder es del Altísimo, un día se lo da a este o aquel por un tiempo y para un fin determinado, algunos lo usan para si y luego se niegan a bajarse de un caballo prestado.


Allí me envían a mí y los ubico en su sitio. Es lo que siempre hice en vida, no soy mejor ni peor que otro, soy un especialista, se todo sobre esto y nada de muchas cosas, en un momento de la historia estaba en mis asuntos, conseguir tierras para mi pueblo que coincidió con el plan de la historia, solo estaba en el lugar y momento adecuado. Supongo que debo haber hecho bien el trabajo y me gané el conchabo. Ahora lo escucho por si quedó algo en el tintero.


-Mmmm. Es difícil hablar con quien pasó por todo y ya lo sabe. Entiendo que hay un tiempo para cada cosa, pero esperar ¿hasta cuando?


-¿Piensa ser eterno y cansarse de esperar?


-Me preocupa ver que se demuele todo y no quedará nada, no lo digo por mi, pienso en mi gente y en los miles con los que convivo en esta tribu argentina.


-Los hubo peores y nadie recuerda que hayan existido, se me ha vuelto un cajetilla moderno, les hacen pupa y lloran. ¿o estan creyendo que es una injusticia lo que les ocurre. Se lo buscaron con metodo y paciencia.


Salvador hay solo uno y ya vino. Se lo digo porque lo conozco es mi Señor y trabajo para el.

- Déme algo concreto Atila.

-Pida bien y llame las cosas por su nombre, lo que necesita es Fé; se lo había anticipado, cuídese de usted mismo, el peor enemigo nunca es el que está enfrente, siempre lo llevamos adentro o está al lado. Tengo una misión que cumplir aquí y ahora en su argentina, en mi trabajo no puedo tener amigos ni hacer excepciones. Cuando escuche restallar el azote no mire contra quien va y porque; acepte que es así y punto, ubíquese donde debe de estar antes que lo alcance y lo deje hecho jirones.

Caerán muchos inocentes como ustedes dicen, acá ingenuos no hay ninguno salvo los lactantes. Sea porque hacen. dejan hacer o debieran haber hecho.


Si le sobran energías y quiere quemarlas límpiese las manchas o ahórrese la calentura por hacer ya está todo hecho, hay un tiempo en que las potencias se apagan y las puede necesitar.


A buen entendedor pocas palabras bastan, Leopoldo, omito el Emilio, me suena a romano y me broto.

No se si volveré, mientras vea ocurrir cosas que no se explican, gente que tropieza y cae sin que nadie los toque, gigantes que se desintegran es porque estoy por aquí; por las dudas tenga una reserva de estos manjares. Adivino que la próxima vez tendrá una bolsa de preguntas.


-Hasta siempre Atila.

- Hasta siempre amigo, no pierda el camino y no olvide que cuando lo llamen lo espero si lo autorizan para galopar en los cielos infinitos.


-Es un pacto, lo comprometo a que me busque un buen caballo, árabe en lo posible, de esos que se mueven de costado, trotan y galopan sobre muelles, hace años que no monto.

-Délo por hecho, que la paz lo acompañe. Una última cosa, no olvide traer en el morral unos pechitos ahumados, jamón y galleta, el viaje será largo, por lo demás no se preocupe mi guardia se encarga, siempre me siguen un par de carros con mujeres, sirvientes, provisiones y una tropilla de los mejores caballos.

Le leo el pensamiento, déjese guiar por alguien que sabe de estos humanos detalles, mañana mismo pido un tonel de vino del Rhin y otro de Borgoña de Beaume, del carromato no le hablo, es para ver y elegir no para hablar, ahora si que estoy seguro que no va perder el camino, por la zanahoria camina el burro.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantastico, es para hacer un libro. termine la lectura y me enfrasque en la historia para rellenar baches.Es para leer con guantes, tengo mil espinas clavadas

José Luis.

Camila dijo...

Siempre disfruto de la literatura, a través de los libros que compro a través de internet y blogs como este. No paro ni un segundo de leer diferentes cosas. Incluso los domingos vamos con mi familia a almorzar a una parrilla en
palermo
y yo siempre me llevo algo para leer