marzo 11, 2010

RESERVAS, NO SE GASTAN EN CARAMELOS NI SE BLINDAN

Consumidores compulsivos

Es el curioso debate nacional entre los que piensan y hablan en chino y los que lo hacen en arameo, de un lado todos sordos e ignorantes y del otro pura mala leche.
¡OH Bizancio tantos años y estamos en las mismas discusiones mientras los turcos derriban las puertas!

Las ciencias económicas no son mi materia, me manejo con lo básico, tampoco domino ese argot que se utiliza para excluir a los no iniciados y paracaidistas, por eso llamo al pan pan y al vino vino.
Si garantizan el valor de la moneda son respaldo, aval o garantía, ninguno sinónimo de reserva.

Las reservas por definición son para usarse en circunstancias extraordinarias y no previstas. Pagar la refinanciación de una antigua deuda o la nueva creada, no tienen nada de sorpresivo ni imprevisto, hace años que sabe, sin que se juntaran recursos para hacerlo a través de una mayor producción o bajara el escandaloso gasto público, en rigor gasto de la familia, gasto privado para pagar siervos domésticos y mercenarios.

Todo lo contrario cayó el stock ganadero, se perdieron mercados, no hay trigo, granos, leche, energía ni combustible. No fue por generosa redistribución de riqueza, porque la pobreza y desocupación es mayor, solo encubiertas por falsos índices y el explosivo crecimiento del comercio pirata, generosamente consentido para desvestir a un santo y vestir a otro.

Como en Babel la confusión del idioma ha provocado en argentina que miles de sus hijos, teniendo una tierra rica, fértil y deshabitada hayan emigrado a otras agotadas.

Mirando el país desvastado y el mundo agitado que nos rodea no pareciera el momento indicado para manotear toda moneda que se encuentre para hacer viajes, comprar caramelos, asegurarse votos en el Congreso y ganar elecciones.
Para gastar basta un Si Quiero, solo un segundo, total paga otro, recuperar lo destruido puede llevar generaciones y mucha suerte.

Esto no es de izquierda, de derecha o de centro solo sentido común y respeto por el prójimo que se revienta trabajando, pagando impuestos y agachando forzosamente la cabeza cada vez que le meten la mano en el bolsillo.

¿Será falta de respeto, lo que aqueja e nuestra sociedad que hipócritamente presume de ser tan sacrificada y solidaria?

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