enero 22, 2010

UN DISCURSO PARA CADA LUGAR




El lugar fue la Biblioteca Nacional y la ocasión la firma del contrato para la construcción del Museo del libro y la Galería de la lengua.

El lugar justo y la ocasión de perillas para llevarse por delante literatura, cultura e idioma y demostrar cuantas neuronas tiene enchufadas.

Olvidó que el genio de la lámpara de Aladino no hace desaparecer sino por el contrario hace aparecer cosas que se desean, que lo de desaparecedores es una afrenta a la lengua. En una palabra no olvidó ni es ignorante es lo que es, una orate, término sin relación con la oratoria que según la RAE es (Del cat. orat). 1. com. Persona que ha perdido el juicio. 2. com. coloq. Persona de poco juicio, moderación y prudencia.

En razón que la información publicada es completa y lapidaria, omito copiarla y solo incluyo los link que remiten al disparate de antología, por otra parte no estoy de humor para tipear semejante afrenta.

¿Usted amigo lector es de los que piensan que debe terminar su mandato, que es legítimo que ejerza el cargo, que patatín y patatán? ¿Qué está bendita e inmunizada por la santa democracia y con patente de corso?

Porque para que se pueda decir lo que dice es necesario que otros le reconozcan la legitimidad del mandato y la autoridad (¿) para agredir a todos.

Volver a empezar lo peor que haya pasado es mejor que este desgobierno de soberbios criminales que además de embargar la dignidad hasta de los que no la tienen, mata utilizando el poder del estado, con medicamentos, drogas y hambre. Mata como jamás se mató en argentina con buenas o malas razones.

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