septiembre 18, 2009

LEY DE MEDIOS,UNA ADULTERACION IDEOLOGICA

VISIONES CONTEMPORÁNEAS

Colaboración especial
de Carlos Berro Madero


LEY DE MEDIOS: UNA ADULTERACIÓN IDEOLÓGICA

“El poderío de la ideología encuentra su mantillo en la falta de curiosidad humana por los hechos. Cuando nos llega una información nueva, reaccionamos ante ella empezando por preguntarnos si va a reforzar o a debilitar nuestro sistema habitual de pensamiento; pero esa preponderancia de la ideología no tendría explicación si la necesidad de conocer, descubrir y explorar lo verdadero animara tanto como se dice nuestra organización psíquica. La necesidad de fortalecer nuestra tranquilidad y seguridad mentales parece más fuerte.” (Jean-Francois Revel)

Lo que describe Revel puede aplicarse a todos aquellos que jamás se cuestionaron la validez de una ley de medios promulgada durante el gobierno del General Videla. En este grupo puede incluirse con seguridad a los Kirchner, que nunca tuvieron entre sus prioridades esta cuestión, mientras les soplaba el “viento de cola”.

Solamente ahora que se han empeñado en una lucha sin cuartel contra el grupo Clarín, han desenterrado su nueva epopeya “libertaria”, cubierta por argumentos falsos, prepotencia y un desesperado y manifiesto interés personal por reflotar su alicaído prestigio.

Quienes constituyen el grupo de sus corifeos, se han colocado un traje de amianto intelectual y con un servilismo que pasma, lucharon para poder ofrendar a la pareja real las orejas del toro a “primera sangre”.

¿A qué precio? Quizá nunca lo sabremos a ciencia cierta.

Si la democracia era imperfecta antes de esta nueva ley pergeñada entre gallos y medianoche, lo será mucho más aún después del mamarracho que creció de tamaño desmesuradamente ante cada engañosa concesión formulada a los díscolos, para apurar su tratamiento de cualquier manera.

¡Cómo describir de otro modo las más de 200 “rectificaciones” que pretendieron imponerse para ser estudiadas en una noche!

Y no es cuestionable que dé mayor o menor poder al kirchnerismo en lo inmediato, sino que se les otorgue hoy a ellos, y en el futuro a otros demagogos que tendrán así armas suficientes para soslayar el verdadero sentido de la libertad de expresión, aumentado la ingerencia del Estado sobre los medios al mejor estilo fascista.

Que si cinco, que si tres, que si telefónicas sí, que si no, que si diez licencias o veinticuatro, que las provincias, que la Nación, nada cambia la esencia del apuro: es otra cachiporra para castigar a una opinión pública que se pronunció en contra de la hegemonía gubernamental el 28J.

No debería ser condenado tanto su fondo, sino “las formas” de su presentación; la prepotencia y el desprecio por la opinión racional de los demás. La ley podrá ser buena, mala, regular o peor que la que rige hoy, pero le han hecho un flaco favor a la república violentando los tiempos de su tratamiento en forma descarada.

Todos los diputados oficialistas que se han expresado al respecto de la ley merecerían figurar en los anales de la obsecuencia y la estupidez. Ni una sola idea digna ha salido de sus cabezas. Solo probar su interés por “atender su quiosco ideológico” para que nadie les toque la mercadería sin permiso.

Sus argumentos podrían registrarse como un mero debate sobre un libro escolar de gramática donde importara más la colocación de las comas, el punto y el punto aparte que lo que éste dice.
¿De qué sirve discutir incisos y artículos que están inspirados por el resentimiento y la mediocridad compartida con un régimen que está destrozado y mascando rabia?
¿Cuán prioritario puede resultar hoy para quienes vuelven del supermercado con la cabeza gacha y el “changuito” casi vacío?

¿No han creado acaso los Kirchner nuevos monopolios, dando acceso al poder a determinados grupos económicos? ¿Qué se busca? ¿Transferirlos de manos solamente?

¿Por qué una ley de medios audiovisuales en este momento? ¿Por qué no dedicarnos a ponerla en una agenda futura para un tiempo en que la sociedad esté menos exasperada?

¿Hay derecho de atentar contra la tranquilidad de espíritu de los ciudadanos “encajándoles” como cuña un problema extra a los muchos que los mantienen hoy en vilo? Porque ya bastante intolerable ha resultado el hecho de tener que soportar que nos hundieran en el peor enfrentamiento entre argentinos del que tengamos memoria.

Si transcurrieron más de treinta años sin que a nadie se le ocurriera estudiar este problema y resolverlo, ¿era necesario hacerlo a las trompadas y a media luz?

Finalmente, a los dirigentes “opositores” (?) como Pino Solanas, Eduardo Macaluse, Claudio Lozano, Ariel Basteiro, Carlos Raimundi y los “delegados” del parlanchín Das Neves (entre otros), solo interesados en perpetuar sus frases calcadas, opacas, con una detestable cara de falsa solemnidad, les decimos: en algún momento, la historia, que ni vuelve ni tropieza, les pedirá cuentas por su asombrosa insustancialidad.

CARLOS BERRO MADERO

1 comentario:

Baldomero dijo...

Magistral y preciso señor Berro Madero,desde Santa Fe, soy seguidor de sus artículos.