agosto 20, 2009

VOLVER A MATAR o VOLVER A EMPEZAR, REFLEXIONES


El libro de Juan B. Yofre* que hay que leer y entender si queremos evitar que vuelva a ocurrir.
Es para los que vivieron la época, los que recién llegaban o aún no estaban, pero están pagando las consecuencias.
Para los que son de otras tierras pero transitan los mismos caminos.

Nada pasa porque si; era necesario y ocurrió. El azote es de Dios, la mano que lo empuña es humana, o dicho a la manera de Plutarco: No cabe duda, en efecto, que la Divinidad utiliza ciertos hombres con el fin de castigar la maldad de otros y hace de ellos en cierto modo unos carniceros, antes de aniquilarlos.

Quienes vivimos los hechos estuvimos y estamos en un bando o en el otro, ya les pusimos todos los condimentos de perversidad a los de enfrente y todas las justificaciones a los nuestros; no da para más.

Llegó el tiempo de los ¿por qué? La filosofía de la historia, más allá del relato cronológico, el documento y el chisme. La que está en la geografía, las costumbres, en el perfil y la historia personal de los actores, en lo cotidiano, nunca en declaraciones, discursos ni documentos, que es la forma en que los hombres se cubren las espaldas ante la posteridad.

Que fue una agresión externa esta suficientemente probado y no hay duda, pero no basta. ¿Quién adobó el terreno en argentina para que brotara tanto odio y tanta ceguera?

Entre tanto que se ha escrito sobre la cuestión hay una pregunta que nadie recuerdo se haya hecho:
¿Hasta que punto estaba desintegrada la familia argentina en todos sus niveles y disueltos los valores tradicionales, que es la educación que se mama en las casas, que los más brutales atentados contaron con la participación y/o ejecución de compañeros, amigos de los hijos, o familiares cercanos y se llegó a extremos impensables de fría y calculada bestialidad en nombre de supuestas buenas razones?

Me pregunto: ¿Alguien cree sinceramente que hoy es distinto del ayer? La violencia, injusticia y exclusión se multiplicó al infinito, el lugar de las improvisadas formaciones terroristas de imberbes locales lo ocupan veteranos refugiados de antiguas guerras de Europa, Asia África y América.
¡Quien apuesta a la unidad y cohesión de las familias argentinas! Si los aliados de hace un mes hoy se arrancan la carne a jirones.

No me parece que sea tiempo de perdones ni abrazo de hermanos; ni una cosa ni la otra, solo un manto de silencio; ocurrió, no puede presumirse que no pasó. Es tiempo de evitar que vuelva a ocurrir.

Vuelve a cargarse nuestro cielo de mentiras, odios y enfrentamientos, el discurso cobarde y demagógico de un lado o de otro parece darles a todos su cuota de razón. Solo rayos de asco y hartazgo iluminan nuestro cielo.

No alcanza la fácil de buscar culpables; hay que saber donde y porque fallaron los reaseguros y tapar las fisuras, Unos murieron y otros arruinaron su vida en ambos lados. El país se paralizó treinta años y retrocedió sesenta, hasta hoy tres generaciones tiradas a la basura, sin contar lo que se tardará en rehacerlo, si es que ello es posible. ¿Tienen todos conciencia de la magnitud del crimen? por qué aquí no hubo ni hay neutrales.

**NADIE FUE y FUIMOS TODOS tituló el autor con sorprendente lucidez sus libros anteriores sobre la época. Quiera Dios que me equivoque y el tercer título referido al pasado no resulte premonitorio, porque veo amontonarse los mismos condimentos.

Basta de levantar banderas y rendir homenajes, tenemos un gobierno que se encarga de mantener las heridas abiertas y revolver el cuchillo en ellas, necesitan la división y el enfrentamiento como otros lo hicieron antes, no les hagamos el juego.

Los muertos no precisan homenajes, solo el recuerdo de sus íntimos, cuando se agregan extraños a levantar sus banderas, mala cosa, escucho el crujir de los huesos que se rebelan.

Memoria es recuerdo del pasado, pretender hacer del pasado el presente es volver a empuñar las armas.

A mi criterio el gran valor del libro está en las entrelineas que develan los porque tanta gente que podría haber tenido una existencia común y corriente llegó a tales extremos, intoxicados de desinformación, odio y resentimiento.
Psicópatas, soberbios e imbéciles hubo en ambos lados, conviviendo con los hipócritas pacifistas de siempre y los que especulaban con obtener una tajada política de un baño de sangre.

Dos generaciones soñando un país de fantasía que nadie quería. Ni mantener lo malo que había, ni cambiarlo por algo peor.

Como hoy, fue el lento trabajo de los profetas del odio arrimando leña a la hoguera y los conciliadores que entretienen dejando que las cosas pasen el punto de no retorno con edulcorados discursos en nombre de la gobernabilidad, la paz social y las salidas democráticas.

El tiempo nunca cura, siempre complica, agrava y termina matando. Si hay que amputar, que sea ya; cuando hay alguien vivo y duele no mañana a un cadáver insensible que no precisa de los médicos.
Nadie se priva de anunciar estallidos, incluso el Partido Radical oficialmente, no obstante se dan media vuelta y se dedican a garantizarles impunidad y que continuen profundizando la fosa que nos sepultará a todos.

Vale la pena recordar algunos de esos siniestros conejos que nuestros magos dirigentes siempre tienen en la galera y sus macabros resultados.
El Gran Acuerdo Nacional de Lanusse, una verdadera “proto Moncloa” con la que todos sueñan, junto a La Hora del Pueblo que en el restaurante Nino de Vicente López reunió a todos los charlatanes a dialogar, para no solo consensuar las leyes que le abriesen la puerta a la carnicería que venía, con tal de ser los herederos; sino que compitieron acerca de quien era más generoso con los procesados y condenados y más duro con los jueces.

Esto ya pasó y seguimos pagando sus consecuencias ¿Por qué repetirlo? Asombra sinceramente que haya irresponsables que lo sigan proponiendo sabiendo que esta vez ya ni los cuarteles tienen puertas para ir a golpear buscando que les saquen las castañas del fuego.


* VOLVER A MATAR Juan B. Yofre. Ed. Sudamericana S.A. 2009
**FUIMOS TODOS idem
**NADIE FUE idem

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace casi un mes lo leí y me siento obligado a volver hacerlo despues de estas reflexiones. Gracias