agosto 29, 2008

LA NECESIDAD DE CREER


Es innata en los humanos, desde que llegamos al mundo, en los padres, en la divinidad, amigos, parientes, el entorno social o histórico. Con el paso de los años van cayendo certezas y se permutan otras. Amigos que no eran tales, divinidades que se cuestionan y reemplazan por el destino o la suerte.
Muchos racionales modernos ilustrados, al igual que los antiguos ignorantes y primitivos, depositaban su confianza en el hígado de un buey, en el vuelo de las aves o en oráculos y augures, lo hacen en las estrellas y constelaciones, en índices, números y teorías cuya veracidad ignoran.

El creer es lo fundamental e insustituible, aún cuando el objeto sea algo tan insignificante y efímero como uno mismo y sus propias fuerzas. Creemos incluso contra la razón y la evidencia, siendo capaces de cuestionar estas, antes que aceptar el error de haber depositado la fe en una fantasía.

Los ejemplos cotidianos son infinitos, el cambio de un ministro o el posible reemplazo de un funcionario, el anuncio de una promesa imprecisa, “cambios de estilo” inclusive hacen que lucidas personas crean y renuevan la confianza en el futuro contra la realidad y la evidencia. Abriéndole crédito nuevamente a estafadores y mentirosos consuetudinarios.

Honestamente debo confesar que cansa remar contra la corriente, pero más que la fuerza de la misma, cansa ver dejándose llevar por ella a las multitudes, incluso amigos y personas que uno aprecia y respeta.

No me considero exento de lo dicho, hasta el punto de sospechar que el cansancio alegado es hijo de depositar la confianza donde no corresponde. El disparador de este artículo fue otro recién leído “me doy por vencida...” y la comprobación que los artículos guardados en el archivo de esta página ya superan los 800, todos en una misma línea argumental, independientemente del título o el tema. ¿Exceso de confianza, soberbia, falta de Fe?
Acepto que cualquier sayo que me ponga me va de perillas. Y así es nomás, terminé de tipear el párrafo, desapareció el cansancio y volvieron las fuerzas, ¡A remar! Dios dirá cuando se llega si es que hay que llegar algún sitio o solo recorrer un trecho dando testimonio. Para eso estamos en este mundo escribí varias veces porque lo creo, para recorrer un camino y no para hacer grandes construcciones.
Una nueva jornada espera, mañana saldrá el sol nuevamente para todos aunque yo no lo vea.

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