junio 03, 2008

LA PATA DE LA SOTA

Cada tanto alguno mostraba la hilacha, pasó el tiempo, cayeron caretas, se ajaron los disfraces y apareció la pata de la sota, que no es de oro ni de bastos, es el pensamiento único colectivista de claro ADN marxista.
Que hoy no anida únicamente en jóvenes barbados intelectualoides, prefiere señores bien puestos, con recursos, modernos, de buen pasar y una cierta aceptación social. Es natural que muchos se sorprendan e incluso tilden la opinión de exagerada o producto de una “teoría conspirativa” supremo argumento para descalificar una opinión cuando se carece de razones en contrario.

Con motivo del conflicto con el campo, lentamente se va dando por aceptada, por supuestas razones “políticamente correctas” o estratégicas que las retenciones son un justo recurso dentro de ciertos límites, para “capturar las ganancias extraordinarias de un sector”. Sorprende el descarado eufemismo para no decir robo o confiscación.

La cuestión se desplaza entonces a discutir el tope o el porcentaje aceptable, consintiendo tácitamente que un simple empleado del estado, con una ignorancia supina en el tema, puede y
debe determinar cuanto debe ganar quien produce y trabaja, paga los correspondientes impuestos por su patrimonio y por las ganancias que obtiene. A tal punto que ante la magnitud del conflicto y la firmeza del gobierno en no retroceder con el robo disfrazado de distribución de riqueza, se ha estado a punto de entregar el país atado de pies y manos.

Se da por aceptado que obtener grandes ganancias trabajando honestamente es inmoral y perverso. Si por una circunstancial coyuntura del comercio internacional un sector obtuviese desproporcionadas ganancias en relación a la inversión y el esfuerzo, existen recursos de aplicación transitoria en política fiscal o cambiaria dentro de la legislación y el derecho, para volcar el exceso gratuito en beneficio de la comunidad si el bien común lo requiere, sin confiscar ni capturar ganancias, sería una compensación por otras concesiones a prestar en situaciones inversas (inundaciones, sequías), parto de la base de un país dónde existe la justicia.

Desde la Casa de gobierno se instala el mensaje con el falso argumento que es función del estado distribuir la riqueza; en rigor y en el mejor caso, hacer asistencialismo y demagogia con el bolsillo ajeno y capitalizar el beneficio en el propio.

Porque ignoran como se hace administrando correctamente los recursos que solo reparten entre sus socios o utilizan en su beneficio.

Un socialista Chileno, el ex-presidente Lagos los definió con precisión: “populistas con chequera ajena”

Si me dedicara a desmenuzar discursos y declaraciones de ilustres personajes reputados de “oligarcones” más que de progresistas populacheros, sería para el escándalo verificar la penetración subconsciente de este virus colectivista, intrínsecamente perverso porque nace de la negación de la verdad en todos los órdenes.

Los que hoy “capturan ganancias” mañana capturaran la educación y el pensamiento de los menores, la libertad de tomar decisiones, cuánto se debe ganar en el trabajo honesto o cuanto se puede gastar sin ofender a los pobres, los argumentos son los mismos. Es un camino ya recorridos por otros que se creían vivos y terminaron esclavos en la miseria sin que ningún pobre hubiese dejado de serlo.

La misma línea de aquellos que se preocupan por dividir los productores en grandes, medianos y pequeños, como si existiesen fueros personales y cada uno tuviese su propio derecho y justicia.
Mezclar sociedades comerciales, los pool y consorcios de siembra con los productores es otra variante de la mentira, personas físicas y sociedades o asociaciones comerciales de hecho o de derecho, cualquiera sea el nombre que se les ponga, no tienen ni pueden tener los mismos derechos, obligaciones y trato.

A poco que se hurgue en lo que se dice y escribe se caerá en la cuenta hasta que punto están pervertidas las mentes. Unos lo afirman sin disimulo, otros los más, lo aceptan mansamente, por el principio de entregar algo a cambio para no hacer olas que se puedan llevar todo. Hay que tener dicen, el apoyo de la opinión pública, intoxicada como ellos por comer basura. “Estás no serán las únicas retenciones porque ahora les vamos a poner retenciones a todos.” Luís D’Elia, a la salida de la reunión convocada por Kirchner.

¿Habrá llegado el tiempo de lavarse las manos, la cara y limpiar las telarañas del cerebro?

O habrá llagado el tiempo de identificar a los leprosos para que no sigan contaminando, mal que le pese a la María José Libertina.
Advertir y avisar no es discriminar.

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