Discutir sobre “retenciones a las exportaciones o impuestos coparticipables” es una negociación imposible. El tema no se toca. El gobierno prometerá a cambio el oro y el moro. Incluirá en la agenda pollos, yerba, tabaco, leche, bifes y aceitunas; embarrar la cancha para que la negociación sea “integral y abarcativa” dada la “conectividad” de los temas (idioma oficial)
Subsidios, fletes, créditos, lo que sea, porque no lo van a cumplir como siempre han hecho o utilizarán recursos de todos para exclusivo beneficio de socios y amigos, que luego en cumplimiento del sagrado “quid pro quo”, retornan a la caja negra.
Tocar las retenciones o coparticipar impuestos, es un golpe directo al corazón del poder hegemónico, sin recursos para mantener mercenarios no se sostienen.
Hay que pagar la nueva deuda creada irresponsablemente durante cuatro años, financiar el creciente gasto público en subsidios, movilizaciones, viajes, disciplinar gobernadores legisladores y opositores. Importar todo aquello que el país ya no produce por irresponsabilidad y desidia: energía, gas y combustibles. Cada día que pasa nuevos compromisos y menos aliados que financien el gasto. Cada mentira que cae, porque las circunstancias la ponen en evidencia exige tapar otro agujero.
Faltará gas, hace meses se sabe, lo negaron hasta el cansancio, hoy ante la evidencia parece que el mensaje es que la restricción solo será para la industria. Todo una esperanza para la gilada.
Hasta el más negado sabe que existiendo la capacidad instalada para producir y el personal; disminuir la producción por falta de energía, manteniendo los gastos y costos fijos significa aumentar el costo de producir y su inevitable traslado a los precios. No les afecta, han descubierto que la inflación es un problema de la economía globalizada en la cual el gobierno no tiene arte ni parte.
Menuda responsabilidad para los que se embretaron solos en negociar con dementes sin garantías.
O se rompen lanzas y lo que tenga que ser sea; o se los lleva por delante la avalancha.
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