enero 18, 2008

LA CIUDAD YA ESTA BUENA

UN GERENTE QUE GENERA DUDAS

Hace más de un año recuerdo haber escrito que el exitoso gerente Mauricio Macri, entonces candidato a todo, adeudaba una materia fundamental: selección de personal; el tiempo transcurrido puso en evidencia que la deuda continúa y se amplía. Tampoco aprobó “comunicación” Lo sospechábamos desde los tiempos que llamó “técnicas comunicacionales modernas” a saltar baches con sus principales colaboradores o aquella frasecita marketinera “la ciudad ya está buena” Persiste la duda acerca del calificativo de exitoso ¿Puede serlo un gerente que
no sabe comunicar, ni seleccionar a su personal?

Hay cosas muy graves para tratar, pero lo primero es lo primero: ¿Quién le da de comer al chancho?

MULTAS

¿Se cobran o se condonan? Una cuestión con más ángulos que los que puede aceptar la geometría.
En efecto, que no se cobran o no se pagan es una constante; que se condonan, blanquean o caen con un jubileo, también. Por derecha o izquierda es la institucionalización de la injusticia, acá y en todas partes.

Puede excepcionalmente aceptarse que para ordenar el sistema se haga borrón y cuenta nueva a condición que previamente se haya montado el sistema de reemplazo, precisamente el pequeño detalle omitido, pese a haber transcurrido medio año de “pura franela”
Recordando un poco nuestra historia y la de otros, no parece que el multar como sanción haya servido alguna vez para otra cosa que aumentar la corrupción. Sin pretender volver a los efectivos 500 azotes, la multa sea en tránsito, en el comercio o en la contaminación, es pagar para violar la norma. Un principio poco recomendable; que desde siempre a nutrido el llamado “costo argentino” de donde el verdadero sancionado termina siendo el consumidor final (comprador de un auto, una propiedad o 150 gr. de salame y queso) El bolsillo ajeno no duele.

No me hago ilusiones con eventuales procedimientos alternativos porque requieren exprimir el cerebro y los nuevos “master boy” tienen poco jugo.
Incautar el vehículo por plazos acordes a la infracción o clausurar el comercio, serían dos alternativas eficaces por lo dolorosas, sin lesionar las humanidades. Las penas a futuro, son joda.

Tengo muy en claro que hay que tener hígados para hacerlo, o preventivamente azotar un par de Magistrados y tener en reserva suficientes varas para empalar inspectores ¿Quién controlaría a los empaladores? Todo parece ir para el mismo sitio, controles y controladores.
Un laberinto digno de Dédalo ¿Estará el problema en una falta de libertad responsable o exceso de libertinaje?

Pronóstico inmediato: más dictadura; democrática o autocrática de izquierda, derecha o centro, así nadie puede seguir viviendo.
El péndulo comenzó a desplazarse del prohibido prohibir al prohibida la libertad.
Demasiado compleja la cuestión para imberbes, administradores o gerentes.





No hay comentarios: