noviembre 03, 2007

¿Depresión, silencio, duda o resignación?

Concluida la farsa electoral, es la sensación ambiente. Por cierto que sobran motivos, para tomarse el trabajo de buscar una explicación. Que nadie este eufórico, feliz y contento me confirma la opinión que el 28 con o sin 2º vuelta lo único seguro es que perdíamos todos.

Desconfío en principio de estas sensaciones generales, he visto que por regla general son transitorias, un mar de aceite en la superficie que oculta la violenta tensión de la profundidad. Con la misma rapidez que cambia el viento, cambian estos estados de ánimo públicos. Realmente expresan un estado de equilibrio inestable, que repentinamente se va hacia a un lado u otro.
Curiosamente los supuestos beneficiarios por el “golpe de estado” mudos; como en toda situación crítica salieron corriendo a refugiarse en la cueva patagónica. Paradójicamente los autoproclamados vencedores parecen los más asustados, tuvieron que sacar todos los ases de la manga y perdieron en los más importantes centros urbanos. Sólo el escandaloso fraude evitó un ballotage, que con el 70% del país real en contra ya tenía el resultado puesto. Hay cuatro distritos que por sobre el nombre y población, son un símbolo, Santa Fe, Rosario, Córdoba y la ciudad de BsAs.; perder en uno dispara un alarma, perder los cuatro, es anuncio seguro de tornados, huracanes y pestes mortales.

Si de una vez por todas se planta la turbina conspiradora, siempre es la derecha ¿Cuál de los “felpudos” nos queda?

Hay avisos, antes los llamaban augurios, que hay una justicia que existe y a veces tarda, pero siempre llega.

El periodismo y la dirigencia en general han entrado en una insólita nube de prudencia y mutismo, en boca cerrada no entran moscas.

Llegó Noviembre, un mal mes para cerdos y bestias en general ¿estarán todos en capilla? El 11 a cada chancho le llega su San Martín, el 30 en el día de San Andrés, sacrifica tu res y si falla, a no desesperar, “todo bicho que camina va a parar al asador” cualquier fecha vale. Mantenga el facón en el cinto con el filo bien asentado. El primero que mete mano se lleva “il bocatto di cardenale”

De todas las dudas planteadas en el título ninguna me convence del todo, con mayor precisión pareciera asemejarse a esa silenciosa expectativa armada del cazador, tratando de adivinar por dónde va a saltar la libre o la del cirujano a la espera del signo o síntoma que le indique que es hora de meter cuchillo, salga pato o gallareta, porque sino se queda sin paciente.

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