junio 18, 2007

Hay campaña sucia y sucios en la campaña

Una eficiente “Selección de Personal” valga el término, es fundamental a la hora de alinear la propia tropa antes de iniciar la campaña y dar batalla. Cuando se reemplaza el parámetro de probada capacidad y antecedentes, por la mediática popularidad o la “medición en encuestas” en el afán de sumar votos, el desastre es inminente.
Ganar una elección al precio de fracasar en el gobierno es parte de la lamentable historia argentina de las últimas décadas, con el agravante que esos fracasos sirvieron para exculpar los desaguisados del gobierno precedente, al que pretenden reemplazar como la “alternativa seria y responsable”.
Es reciente y actual la historia de cantantes, artistas, vedettes, médicos consejeros, exitosos empresarios etc. para entrar en detalle.
La cuestión no pasa por el simple hecho de tener un título o no tenerlo, sino por la historia de la construcción del personaje que se vende.
Todo exhibicionista es carne de cabaret más que hombre de estado, gobernante o simple funcionario, donde más que sonrisas y lágrima fácil cuenta la probada integridad y capacidad.
Tan justamente desacreditada está la dirigencia política que parece que quien no pertenece a ella, arranca con un “handicap” casi definitorio.
Las realidades de una historia personal no se pueden reemplazar con escotes, siliconas, cirugía estética, carpetas bajo el brazo o declaraciones improvisadas y altisonantes.
Tan confuso es el panorama que se ha escuchado a un autocandidato en oferta, (Narváez) levantar como un mérito personal, su largo historial de “panqueque político”. Casi una demostración de sana autocrítica.
Quizás no sea tan malo lo que ocurre y despierte a ciegos y sordos, que no quieren ver ni escuchar. No será la primer vez que “el azote de Dios” demuela nefastas fantasías y nos salve de cosas peores.
Se definirá esta semana una elección comunal, que es mucho más que eso. La Ciudad que se cree nación, en una nación que le envidia no ser “La Ciudad”, de donde lo que haga una lo imitará la otra, por más que resulte incomprensible para analistas, encuestadores y politicólogos.
El previsible resultado desencadenará a no dudarlo el más triste y vergonzoso espectáculo que los argentinos hayamos dado al mundo, si la diferencia alcanza o supera los 30 puntos se le rompen todos los esquemas a unos y otros.
Rápidamente a “construir espacios” eufemismo que reemplaza a las alianzas, frentes y uniones de tan triste memoria y mala prensa., de allí a rejuntar salteadores de camino, bandidos y cachafaces de toda laya no media un suspiro y la campaña sucia se transformará en la campaña de la memoria, una sucia y desagradable memoria que quisiéramos haber perdido, contra todos los soberbios que desprecian la sana opinión pública.
¿Por qué gastar pólvora en chimangos atacando a un gobierno del que está todo dicho? Se van a enterrar solitos; como en las arenas movedizas cuanto más se agitan más rápido se hunden.
Es la hora de pagar las cuentas, después de cuatro años no vale el cuento que fueron los otros, cuatro años de mentiras, improvisación, destrucción y derroche. Está todo demasiado a la vista, para insistir.
En mi opinión no me quita el sueño quien gana, porque el que rompe paga y hay un país de acreedores que ya perdió la paciencia.
A fuerza de ser reiterativo repito una opinión: antes de levantar la bandera hay que lavarse las manos y antes de barrer la vereda hay que limpiar la casa.Que Dios nos proteja de nosotros mismos.




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