marzo 09, 2007

Una imágen muy particular

A primera vista el “mapa vivo” que ilustra este artículo pareciera la guerra continua, todos los reinos e imperios del mundo, en cuanto se sintieron grandes y poderosos pusieron su zarpa en el medio oriente y dejaron su huella.
Hubo guerras. Cada vez que uno nuevo llegaba y otro salía, nunca del todo, quedaban enclaves; tribus y clanes dispersos que mantuvieron un permanente conflicto entre parientes y vecinos A la par existió una increíble convivencia entre pueblos, razas y creencias radicalmente distintas las unas de las otras. Un cóctel cultural y genético que con menor intensidad se reprodujo en otras tierras circunstancialmente, en el medio oriente tiene carácter de permanencia, 10.000 años por parte baja.
El instinto primitivo de conservar la vida y la especie se impuso siempre sin ruido a políticas y mandamientos.
A partir que las potencias se han organizado en un derecho internacional, pactos, acuerdos y convenciones, respeto a la libertad, soberanía y libre determinación, el proceso natural se fue al carajo.
La paz no es el estado natural del hombre, es una aspiración, un ideal; de allí que por naturaleza haga la guerra para alcanzarla cuando se defiende, o para ampliar su territorio cuando agrede. Su forma inteligente por la que el espíritu domine o de rienda a los instintos primitivos del animal territorial y depredador que todos tenemos dentro.
El hombre bueno, corrompido por una sociedad mala, nunca pasó de una vulgar fábula, a la que los modernos se han hecho adictos.
La convivencia salvo que sea entre autistas, no excluye la discusión, el conflicto e incluso la pelea, es más la enriquecen cuando obliga a dejar de lado cuestiones secundarias en aras de un fin superior. La actual hipocresía no lo comprende y pretende por decreto imponer una igualdad antinatural y la paz del silencio. Resultados a la vista en cualquier parte de la tierra.
Los sentimientos de los hombres, incluidos resentimientos, envidias, simpatías y amores no se imponen por leyes, pactos o decretos. Nacen, crecen y se atemperan por si mismos, requieren su propio tiempo y que nadie fogonee las brasas.
¿Tan apurado está el hombre para no respetar los tiempos o se ha convencido de ser su dueño? El nuevo hombre Dios.
¡¡¡ Que es esto!!! ¿Política, reflexión o una pavada?
Lo que usted amigo lector quiera ver. Personalmente, me lo “gatilló” el mapa y el recuerdo reciente de un excelente libro de historia o novela histórica, seriamente documentado y que sin proponérselos es un ameno tratado de ciencias políticas, de relaciones humanas y de filosofía de la historia.Si le picó la curiosidad, lo comparto: "Anibal" de Gisbert Haefs

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me clavo la espina, El título del libro autor y edición por favor.
El artículo y el mapa, un lujo.

Anónimo dijo...

SOY EL MISMO ANÓNIMO, MUCHAS GRACIAS

carlosmxax dijo...

no lei este post
queria decirte que comparto lo que dices en tu presentacion, en cuanto tenga tiempo lo leo mister
saludos
dese una vuelta por mi blogs
saludos de Chile