febrero 05, 2007

Cambio climático

Otra vez y van… Siempre lo mismo, debatir y discutir conclusiones que todos conocen y nadie puede ni quiere resolver. De Kyoto a Edimburgo, pasando por otras menores. No se ha agregado una coma, porque nada ha cambiado ni cambiará aún tomando drásticas medidas.
No se trata de ser negativo sino simplemente lógico. Lo que hoy ocurre no es producto de la última década, es la suma de años de una espiral depredadora de la que toda la humanidad se ha beneficiado, unos más otros menos, todos tuvieron su porción de torta.
Realidad que nadie acepta porque la modernidad ha institucionalizado que tenemos derechos sin obligaciones. El hacerse cargo de las consecuencias ha quedado relegado a un concepto del “oscurantismo medieval”. El mal está hecho; a pagar la fiesta.
El no seguir acumulando deuda es conveniente, paro no sirve para pagar la que está.
Son noticias de alto impacto y por tanto las ideologías se han prendido como sanguijuelas de la cuestión.
Unos culparán al sistema capitalista y a la avidez de las multinacionales, otros pondrán el acento en la explosión demográfica y la necesidad de alimentar a una población cada día mayor. Como se ve una fantástica herramienta política para destruir cualquier cosa.
Lo que técnicamente es una cuestión exclusivamente científica roza en sus consecuencias la política y la economía global
¿Quien está dispuesto a renunciar a las ventajas de la tecnología y los lujos de la moderna burguesía para evitarle daños que ya están, a los que nazcan los próximos siglos?
Los países se manejan con el concepto de democracias electorales en las que para ser gobierno se necesitan votos.
¿El calentamiento global se llevará por delante también a este sistema de gobierno que no puede prescindir de la demagogia populista para permanecer, sea en el primero o en el último mundo?
¿Quién hace una campaña electoral en base a reducir el consumo energético (automóviles, camiones, aviones, TV. lavarropas, planchas, aire acondicionado y cientos de electrodomésticos)?
Las mujeres de vuelta a casa a reemplazarlos; comida sencilla, natural hecha en casa, y en la calle bicicletas o infantería. Huertas caseras en los balcones y terrazas, para empezar nomás.
¿Quien se hace cargo del cierre de fuentes de trabajo y de la pérdida en el nivel de vida?; ¿ Y del aumento de costo en los productos finales, como consecuencia de implementar procesos industriales menos contaminantes, que precisamente por eso no se utilizan? La ley de la competencia en el comercio es sagrada, nadie trabaja y se esfuerza por amor al arte.
¿La alternativa encubierta será un “superestado” dueño de todo, que le asigne a cada uno lo que puede consumir? Se hizo y fracasó, hoy sus mentores Rusia y China están entre los mayores contaminantes y depredadores.
Todo proceso industrial en mayor o menor medida es contaminante y lo sigue siendo el empaque, conservación y distribución de sus productos que o desaparecen o alcanzarán un valor prohibitivo.
Los granos, ancestral alimento del hombre, serán combustible. Si quedan tierras disponibles para sembrar, clima y plagas mediante, algunos privilegiados tendrán un choclo y cinco panes por mes.
¿Puede acaso la industria depender de las cosechas?
¿Alguien ve en este mundo un espíritu de solidaridad y renunciamiento semejante?
Sin duda que lo habrá después de una mega catástrofe, cuando no quede opción.
Si las estimaciones son ciertas, por más vueltas que se le de no hay otra conclusión. Se puede quitarle color a la pintura pero el dibujo permanece.Si no son ciertas, ¿a que tanto ruido?

"Calentamiento global y mentiras empresariales"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicitaciones,una visión distinta clara y de aplastante sentido comun.