septiembre 02, 2006

Sobre marchas y tiempos que cambian

Dar una opinión de las marchas y contramarchas obligaría a mezclar la desvergüenza con un saldo a no dudarlo positivo. Reiteradamente he expuesto mi opinión y hoy no me aparto un ápice de ella, he visto confirmar lamentablemente cada párrafo escrito.
¿Qué quedó en pié? El convidado de piedra: El pueblo de Bs. As. que con ese aterrador silencio de los que no tienen voz ni quien los represente, atronó la Plaza de Mayo diciendo ¡Basta, acá estamos!
Desde el palco que encabezaba el acto sólo la voz clara del rabino Bergman, que dijo imponiéndose a los balbuceos y anecdotarios, lo que todos sentían y esperaban oír sin dobleces.
En la contramarcha nada inesperado como no sea la palmaria demostración que no alcanzaron los teléfonos móviles oficiales a deshacer el entuerto de ordenes y contraordenes. El secretario de estado, matón profesional, alcanzó su objetivo de mínima: instalarse ante el periodismo y analistas sin vergüenza como el autor y responsable exclusivo de todos los despropósitos. “El perfecto chivo emisario”.
La trasnoche sin desperdicio; férrea censura y desinformación sin excepciones, salvo el diario La Nación, nadie se dio por enterado de la “apología del delito subversivo” del representante del ejecutivo que vale la pena repetir por su nula difusión:
“Entendemos de metamensaje: pero que sepa la derecha que el futuro de la Argentina no solamente se resuelve con votos. Se resuelve con millones de argentinos en las calles, que vamos a defender, de Ushuaia a La Quiaca el gobierno nacional, popular y transformador de Néstor Kirchner", enfatizó D´Elía en su discurso.( De la Nación,1º/8/06).
Todos parecen empeñados en develar resultados, pregúntele al gobierno que tiene el monopolio del poder y la obligación de las decisiones.
Por lo que se ve todo seguirá igual o peor: inseguridad y miedo de un lado y la desubicación y ceguera absoluta del otro que no entendió el mensaje ni percibe la realidad de un país, que al decir de don Joaquín Morales Sola “ya no será el mismo”. Sin lugar a dudas terminó el Jardín de Infantes y los disfraces de carnaval. Acabó la fiesta de los “strippers del dolor”.
No son trascendentes las amenazas del provocador oficial que no pasa de ser un mercenario barato; si en cambio es importante el aval de impunidad que le otorga el Poder cuyo mensaje repite.Es cierto que debe respetarse la investidura del Presidente de la Nación, la cuestión es que nadie la tiene, no existen derechos sin obligaciones y suponer que alguien lleva tal título es un agravio e insulto gratuito, que no estoy dispuesto a tolerar en silencio, a la memoria los Exmos. Señores Presidentes de la Nación Argentina.

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