septiembre 05, 2006

Quemando etapas

Si el progresismo de la llamada izquierda, en realidad “La Revolución”, navega viento en popa exitosamente en Sudamérica en curso a su utópico destino de un mundo de pureza, obra de humanos buenos, sin sociedades que los perviertan como dibujaron los ideólogos de la nefasta Revolución Francesa, la Madre de La Revolución mundial; ¿a que tanto apuro, como si se terminase el tiempo?, ¿por qué quemar etapas cuando se está asando a la humanidad bien adobada y anestesiada a fuego lento?
Bolivia totalmente desmadrada marca el rumbo, no por nada dicen ser “los pueblos originarios del mundo”. Venezuela al trote corto sin prisa ni pausa, junto a la Argentina, por la misma huella, otros en silencio esperando la voz de ¡ahura!
¿Por qué América? Porque es la última reserva. No sólo de agua, selvas y tierra sino fundamentalmente de humanidad. Las civilizaciones desde el principio han seguido la ruta del sol, del naciente al poniente y esta tierra es la última que queda en el camino.
Europa y España terminan en el Atlántico, pero la Hispanidad y la tierra terminan en la tumultuosa costa del Pacífico, allí está el verdadero Non Plus Ultra.
Los que mandan, avivando el fuego en la propia parrilla y en la del vecino; los que dicen oponerse, dejando hacer y hasta agregando la leña de su ceguera y ambiciones.
Pareciera que todos a una, asentan el filo del cuchillo y reservan un lugar en la mesa. No están convidados, pero como los perros cuando hay humo y huele a carne asada, se mantienen quietos y silenciosos para pasar desapercibidos, una guardia armada, nunca falta un hueso con carne o al menos la punta de un chorizo.
En Bolivia esta a la vista lo que viene, “Asamblea fundacional originaria” y tabla rasa con todo. Nacionalización de le energía, confiscación de las propiedades, justicia prehistórica; parece demasiada fiesta, para las pocas luces de sus gobernantes.
En Argentina tenemos que seguir soportando a juristas, republicanos y constitucionalista, balbuceando babosos argumentos, antecedentes y jurisprudencias, interpretando lo que las leyes dicen o quieren decir.
Sobre Venezuela le dejo la palabra a los locales que saben mejor lo que pasa (ver al final)
A todos los van aplastar como cucarachas, sin poder decir ¡agua va! mientras los “limpios y lustrosos” se pelean por entrar al cajón de las manzanas podridas, para echar a los gusanos.
¡Que espectáculo repugnante ver a los suicidas preparando la escena!
Dolorosamente tengo por cierto que mientras los nuevos Atilas no concluyan su trabajo, no valen acciones ni propuestas. Hay si una ciclópea tarea que cuesta aceptar porque es la difícil, limpiar cada uno su propia casa y el barrio, afirmarse en las convicciones, izar bien alto la bandera de la verdad y mantenerse hasta que sea la hora. Habrá que construir sobre verdaderos cimientos y van a faltar manos, no se puede usar piedra vieja desnaturalizada ni madera apolillada.
Los tiempos vuelan, “La Revolución” se acelera sola por la propia perversión de su sistema, es subversión, destrucción y muerte, no requiere teorías conspirativas que expliquen su avance, no creo en superhombres y paso el tiempo de héroes y semidioses que ni pudieron sobrevivir a sus miserias.
El mismo movimiento la determina y condena, no puede detenerse y su propio avance condiciona el próximo paso y una mayor velocidad, en la propia perversión de su esencia está la condena. Para los humanos y sus obras hay un límite, no somos dioses.
El tiempo tiene un orden y también se lo quiere subvertir, no es la barrera del sonido, es la última barrera a la eternidad, es infranqueable y mortal para la corrupta naturaleza humana.
Hay otras formas de ver las cosas, esta es la mía, como creo en ella me mantengo en este camino.
¿Porque pasa? y no es cuento déle un vistazo, relea leyes teorías y doctrinas y explíqueselo si puede, no dudo que quizás muy hondo en su memoria o conciencia verá brillar la tenue luz de la verdad. Hay dos caminos: entre y despabile la llama, déle aire puro y mucho oxígeno, o como buen librepensador tiemble ante la verdad, apele a todos los prejuicios, pronuncie un par de adjetivos descalificativos, levante los hombros y siga su exitoso camino.Gracias por seguir ahí, lo invito al balcón, vale la pena el desfile.

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