agosto 15, 2006

Lenguaje: Mucho más que sonido e ideas

(Foto: El Litoral)
Desde hace muchos años se me ha hecho un hábito reparar en el leguaje y los términos que se utilizan, tal costumbre me ha permitido identificar, sin margen de error, a las personas de acuerdo al origen de su formación y los cenáculos que frecuentan, del mismo modo que al escuchar hablar, todos podemos decir: “es Chileno, Español de Madrid o de Andalucía”, cada región tiene su forma de construir las oraciones, su entonación y sus términos propios. Lo mismo ocurre en el terreno del conocimiento y las ideologías que lo colorean. Tal sucede con “campesinos” “indígenas” “trabajadores” que siempre son “obreros” y jamás empleados o profesionales. Esto es extensivo sin posibilidad de error, a profesionales y egresados de cursos: sean cocineros, gerenciamientos estratégicos, ventas, etc. No solo revela el currículum reciente sino la pobreza intelectual con que llegaron al mismo, llenan el espacio vacío con una sobredosis de terminología supuestamente difícil, técnica o especializada.
Cuando se trata de gentes con un muy limitado vocabulario, la lectura de material de adoctrinamiento monocorde inmediatamente salta a la vista, “por la boca muere el pez”, en estos días han aparecido repetidamente algunos términos que más que curiosidad debieran despertar prevención ¿Qué están leyendo o que conversaciones tienen? Casi podría decirse “por el olor de tu boca conozco de que teta te alimentas”.
Milicias populares es el más reciente. Con motivo del aniversario de la Revolución de Mayo y de la Reconquista de Buenos Aires, se generaliza lo de pueblos originarios que como parece algo bueno se aplica a los criollos descendientes de españoles que trabajan en los campos de Corrientes.
(Ver: "Voy a militar para que le saquen las tierras")
Las públicas declaraciones de este delincuente funcionario del Poder Ejecutivo, son para tener presentes: si hay un palo en mi camino que me impide el paso, lo saco y lo tiro al costado dice el piquetero, aquello de la “función social de la propiedad privada” ha quedado claramente relegado a una doctrina de “terratenientes latifundistas”.
A no engañarse, estos perros ladran únicamente por orden del amo. La nueva norma es clara, si se los encuentra en una ruta o una calle, tíreles el auto encima y sáquelos del camino.

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