julio 20, 2006

Líbano se escribe con sangre. No se pronuncia, se llora.

(Foto: EFE/Nabil Mounzer)
Más que escribir o decir es para gritar. Pensando en este tema me sumergí en la información y para ser gráfico tengo la impresión de haberme asomado al infierno.
Por primera vez la prensa profesional fue totalmente desbordada por los artesanos; sea en textos, análisis, opiniones e incluso imágenes. La cantidad de información claramente no ha significado una mejora en la calidad, creo que pocas veces o incluso nunca han sido tan subjetivas o francamente al servicio de los involucrados en el conflicto, una verdadera exhibición de desinformación y “guerra psicológica”.
Basta mencionar la causa que se aduce para la continuidad de la agresión Israelí, “No entregan los dos soldados secuestrados” Un verdadero insulto despectivo al intelecto, poco o mucho, de toda la humanidad, que repiten obedientemente Bush, Blair y todos los grandes payasos del G-8.
Carece a mi modo de ver de toda relevancia opinar o analizar acerca de causas y responsables, simplemente nadie es inocente y no es posible ni corresponde entrar en las intenciones reservadas al juicio de Dios.
Desde la creación artificial del Líbano en 1943 con un proyecto político puramente voluntarista, el milenario país de los Cedros devenido en estado independiente por decreto de los grandes, no ha conocido la paz. Nadie se privó de meterse y mover sus influencias o de usarlo de campo de combate, tanto Sirios como Israelíes. Hasta los palestinos desplazados de Israel bajo la conducción de Yaser Arafat, parecieron cientos de veces vulgares títeres en manos del Mossad para dirimir los enfrentamientos y las campañas políticas internas de los gobiernos de Tel Aviv, que desde 1982 y casi sin solución de continuidad ocupa mayores o menores porciones de su territorio, jugando a que vengo o que me voy, forzando asentamientos de colonos o desalojándolos según el capricho y las conveniencias políticas de sus gobernantes.
Lo mismo puede decirse en cuanto a medidas de pacificación: dos no pelean si uno quiere y en este caso, uno no se cansa de repetir y demostrarlo en los hechos que está dispuesto a continuar. Se desconoce hasta dónde está dispuesto a llegar con el infantil argumento que se esgrime; o acaso buscan arrastrar a Irán a un conflicto que ni quiere ni le conviene, para justificar la entrada de la gran Potencia del Norte y abrir el camino a la “solución final de la cuestión islámica”; o quizás vaciar el territorio en vista de una “limpieza étnica”, al estilo de las efectuadas en los países bálticos y en África después de la segunda guerra o más recientemente en los Balcanes.
Es una escandalosa mentira hablar de paz en una nación con varias generaciones quemadas por la muerte y la destrucción cotidiana. Sólo es posible cesar la agresión y “que se vayan todos”, dejar solos a los libaneses que se arreglen por las suyas, sin experimentos democráticos o socialistas impuestos. Quizás si esta casi utopía fuera posible, pasadas dos o tres generaciones, recompuestas las familias germen de la sociedad, pueda amanecer la Paz.
Sea lo que sea, el hecho objetivo y real es una salvaje carnicería a una población civil no beligerante. Las imágenes son por demás reveladoras y no lo he visto por Al Jazzira, sino por enviados especiales de su contraparte la CNN. Más de un millón de civiles evacuados o autoexiliados en su propio país es más expresivo y contundente que todos los comunicados oficiales. Los edificios demolidos en Beirut no eran precisamente cuarteles ni “bunker” camuflados o campos de entrenamiento de Hizbollah, y resulta forzoso preguntarse, en el supuesto que sea cierto ¿Cómo saben que en esos edificios no estaban detenidos los dos soldados secuestrados, o no se los desplazaba en algunos de los cientos de vehículos destruidos? ¿O el verdadero mensaje es: “Detengo la agresión a cambio de un pedido de cumplimiento imposible. Quedo prolijo con el mundo y sigo con lo mío”?
Como viene la cosa todo parece indicar que hasta ahora es sólo el efecto de los venenosos gases liberados al abrirse la tapa del infierno, con semejante anticipo Dios nos guarde si comienzan a salir los demonios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho este artículo.

Será que los Israelí, tienen el concepto de que es un ser humanos, de cómo vinimos al mundo, que con que sacrificio estamos en este mismo mundo que ellos están destruyendo y que también lo habitan, será que ellos saben que significa futuro, el que van a dejar a sus hijos y nietos, será que el corazón a ellos les late, será que son ciegos y no se conmueven al ver esas imágenes nefastas que ellos mismos han plasmado en el cuadro de la vida, será que alguna ves han mirado la imagen o figura que muestran de Jesús Cristo con pullas, y clavos sangrentadas que fueron echas por nosotros los pecadores, esa imagen no los ara pensar mas aya de sus retorcidas mentes, será que la palabra niños para ellos no significa nada.

Hoy yo les doy una solución a los Israelí. Si ellos lo que quieren es ganar una guerra contra los del Líbano y ellos quieren responder a esa misma. Que solo se queden los del conflicto desocupen cada uno su país que seguro no quedara ni uno solo de sus integrantes (hombres, mujeres y niños). Y solo se queden los que armaron este conflicto para que entre ellos se acaben y por fin haya paz en sus países.