mayo 26, 2006

Otro caballo de Troya

Ley de Educación, otra más. Que la instrucción pública a caído a niveles vergonzosos es una realidad en la que todos los argentinos estamos de acuerdo. Durante años sistemáticamente se la destruyo con permanentes cambios de planes y concesiones tanto a la conducta (educación) como a la formación (instrucción). Como producto de ello los actuales maestros o educadores muestran un nivel de capacitación verdaderamente lamentable, carecen de autoridad y formación intelectual. Pretender resolver el problema de la educación por una ley, cuando quienes deben implementarla carecen de toda idoneidad es la clásica solución facilista o poner el carro delante del caballo.
Carece de sentido un proyecto para el cual se convoca demagógicamente a un debate público a los responsables del actual estado del sistema. Es absolutamente incoherente pretender recabar la opinión de los estudiantes, por cuanto su misma condición revela que si estudian es porque no saben y mal pueden opinar de lo que ignoran.
Han decidido dar un golpe de gracia a la Nación, por lo que no se permiten errores, se dejó de lado la prepotencia habitual recubriéndola de una democrática convocatoria que al momento de sancionarse el proyecto desautorice toda oposición. El Plan está minuciosamente elaborado, solo se ve o se nuestra la punta del “iceberg”, sumergidos vienen los “nuevos contenidos”; otra historia, otra ética y moral, otros conceptos de educación cívica etc. Ése Nuevo País del que tanto hablan. El veneno se disimula, nunca se muestra. Por vía de la supresión de los institutos militares de formación se disuelven las fuerzas armadas si para muestra basta un botón ahí lo tiene.

Definitivamente si hay voluntad de resolver la cuestión, es necesario comenzar por restaurar todo aquello que siendo positivo fue eliminado en razón de propuestas demagógicas. Respeto a la autoridad y a la propiedad, horas de clases obligatorias, amonestaciones, desplazamiento de los feriados por razones turísticas, sistemas de calificación, sanción de la inconducta, incluida actitudes o presentación personal. Mal se puede pretender esto de los alumnos con maestras que presumen de modelos, a las que les faltan dedos para los anillos y en donde hay cortes de calle, sentadas de protesta en la vía pública, colegios pintarrajeados con toda clase de inscripciones y groserías más propias de un prostíbulo que de un establecimiento educacional.
No es posible en un simple artículo en éste medio hacer referencia a todos los aspectos de la cuestión por lo que serán parcialmente motivo de nuevos artículos. Hoy por hoy, sólo pretendo hacer referencia a la taimada presentación del tema y a la vergonzosa actitud de opinadores y comunicadores de toda laya, aplaudiendo la actitud oficial de convocar a un debate y consulta pública en un tema de singular importancia, “aceptando” he escuchado decir, que requiere consenso y no se puede imponer la voluntad oficial; honestamente no se si asusta o da pena el nivel de imbecilidad.
He padecido y me he rebelado mil veces contra esto, ayer con mis hijos y hoy con mis nietos. Cuesta mucho ante una corrección o una nota ilegible redactada por analfabetas, no estallar de indignación para no desautorizar a quien debiera ser autoridad natural, ante los ojos de un chico.
Los padres van camino a perder todo derecho en la educación de sus hijos, de la mano de este proyecto “democráticamente consensuado” por toda la sociedad. Hay un pensamiento oficial y quien se oponga pasa automáticamente a ser un subversivo fascista.
Argentina no está vencida, el esfuerzo que despliegan para acostarla es la mejor prueba, de usted, de mi y de todos depende que comience a marchar. Que los vecinos y los del barrio estén atentos, ya les va a llegar.

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