febrero 01, 2006

Cada lechón en su teta es el modo de mamar

Que también podría ser; “Zapatero a tus zapatos”, o sin querer pasar el aviso “Los puntos sobre las íes”. Todas van al mismo sitio, cada cosa en su lugar. Son todas antiguas aseveraciones garantizadas por cientos de generaciones que las han traído hasta hoy y sin que nadie dude de ellas, han sido probadas y añejadas por el tiempo.
Sin embargo hoy vemos pintores que fabrican muebles, albañiles que hacen tortas y demócratas que la imponen a cañonazos, como los dichos siguen siendo ciertos, estos artesanos desubicados producen resultados catastróficos. Los albañiles y los pintores aceptan que eso con ellos no va, pero los demócratas en lugar de aceptar el fracaso redoblan la apuesta y como no son tontos, sabiendo que la democracia como forma de gobierno nadie la acepta a la fuerza, le ponen aditivos y el término pasa a ser soporte de derechos humanos, educación, libre comercio, etc. Con lo que el imponerlo pasa a ser “políticamente correcto”. En poco tiempo hemos tenido dos ejemplos muy claros de esto; las elecciones en Irán y en Palestina. En el primer caso el presidente democráticamente electo de Irán pasó a ser el nuevo enemigo público Nº 1, y en el segundo el legítimo triunfo de Hammas, le guste o no, dicen que ha puesto al mundo al borde de la guerra, ¿Por qué ellos son malos o porque los otros no los toleran? La nueva democracia es así, o gana el caballo del comisario o no vale la carrera.
Lo verdaderamente grave de este permanente bastardeo de los conceptos y palabras es que ya nadie cree en nada, no hay buenos ni malos, vamos de cabeza al agnosticismo militante y como por necesidad natural hay que creer en algo, cada uno se aferra a lo que tiene más a mano, uno mismo, que junto al "aquí y ahora" es lo único que cuenta y que vale.
Para explicarlo no alcanza con calificar o definir a sus artífices como dictadores mesiánicos que quieren imponer una nueva religión a cualquier precio. Nadie es tan delirante e inútil como para no darse cuenta que así no sirve. Sería más coherente pensar que tras todo este gasto y esfuerzo hay un gran negocio, que tampoco con claridad se ve.
Si ponemos las cosas dentro de la sana lógica, ¿Cuál es el problema que cada pueblo viva en paz de acuerdo a sus ancestrales usos y costumbres? Mientras no pretendan imponerlas todo esta bien, respetar para ser respetado es la más sana norma de convivencia.
No parece que el cercano oriente sea un mercado tan importante en su volumen y poder adquisitivo de automóviles, telefonía celular, ordenadores y otros chiches del obligado consumo moderno, como para afectar el crecimiento de la industria occidental, dejando de lado el atropello a esos derechos humanos que dicen tutelar ¿Qué va a ocurrir si cambian sus hábitos y costumbres, para adoptar las nuestras? Posiblemente sólo China, Japón y el sudeste asiático estén en condiciones de cubrir la demanda de modernos servicios, ¿Tiene alguna lógica este juego?
El viejo fraude (cambio de urnas, muertos que votan, partidos que se dividen para llevarse mayoría y minoría) ya es cosa del pasado, hoy es todo mucho más expeditivo y prolijo, si gana el que no debe se va al civilizado diálogo “O haces lo que yo digo, o te corto la financiación y embargo las cuentas y si te pones pesado te vuelo la tapa de los sesos”.Lamentablemente no veo la punta del ovillo aunque la presienta, son demasiadas las mentiras tras las que se ocultan las verdaderas intenciones, el tiempo y los hechos irán mostrando “la pata de la sota”, por el momento creo que es bueno no permitir que le “vendan gato por liebre”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Usted plantea algunas preguntas que realmente me parecen sencillas de responder. Por un lado pregunta ¿porqué ellos son malos? y la respuesta es evidente, hablamos de Irán que además de estar desarrollando un programa nuclear, todos los días hace declaraciones orientadas al deseo de la desaparición del estado de Israel y de EEUU, y de Hamas, organización terrorista que no reconoce al estado de Israel y pretende su destrucción. No corresponde valorar si los EEUU son buenos o si los israelíes lo son, esto podrá provocar un discusión eterna, pero es evidente que el que pretende la destrucción de un país y su población, muy bueno no es.
Por otro formula otra pregunta sencilla ¿cuál es el problema para que cada país viva de acuerdo a sus ancestrales constumbre... etc? La respuesta es evidente, vivimos en un mundo completamente globalizado y eso significa que lo que ocurre en cualquier lugar del mundo nos afecta. Si un país no se desarrolla (por el motivo que sea) no tiene democracia, no existe la libertad etc. lo que ocurre es que un porcentaje muy importante de la población de esos países quiere abandonarlos en busca del estilo de vida occidental que pueden ver en los pocos medios, películas y demás a las que tiene acceso, es decir que ello se traduce en un éxodo masivo inmigratorio en busca de éstas condiciones. Nadie se resigna Sr. Silva a vivir en condiciones infrahumanas y sin posibilidades para si o para su familia, en pro de costumbres ancestrales. Ello en relación con la inmigración pero puede ser aplicado a cualquier orden. Entre otras cosas el mundo globalizado expulsa del sistema a aquellos países menos desarrollados, provocando un profundo desequilibrio entre los países ricos y pobres, por eso es necesario que los países se desarrollen y el desarrollo no es solo económico, sino también cultural, social e institucional. No se trata del modelo de mundo ideal desde luego, pero es el real, el que existe y en base a él hay que pensar variantes. Por último hace una mención a la posibilidad de que éstas intervenciones se produzcan con el objeto de Occidente de vender productos o servicios a Oriente y creo que el eje se encuentra a años luz de ésto. No se puede vender nada a alguien que no tiene dinero para pagarlo, en el fondo lo que se pretende, de forma desafortunada por cierto, es que éstos países puedan desarrollarse para poder ingresar en el mundo del que están completamente fuera hoy. En una metáfora imposible es como si éstos países fueran ajenos a cualquier deporte y quisieran jugar al tenis. Para ello primero necesitarán una raqueta, luego conocer las reglas de deporte y luego practicarlo. Para poder jugar al tenis al igual que para poder aspirar a algo en el mundo, es necesario conocer las reglas, aceptarlas y participar y con ellas tratar de aprovecharlas o sacar ventaja. De lo contrario si no se aceptan las reglas del juego, no se participa, se queda uno sentado mirando como los demás juegan, pero lo que no se puede hacer es desde la tribuna y sin participar en el juego, tirarle piedras a los jugadores y pretender que éstos no hagan nada.
Las reglas son las que son y el mundo es el que es. No hay buenos y malos, hay malos y peores. Pero no crea que hablamos de países que quieren vivir de acuerdo a sus costumbre y creencias en paz y en absoluta distancia y el mundo en general no se los permite. Eso sería una simplificación imposible del problema