agosto 16, 2005

Las confesiones


Hasta dónde uno sabía, se hacen porque salió a luz la falta y no queda más remedio que dar la cara y asumir las consecuencias, por necesidad de poner en paz la propia conciencia o bajo presión, llámesela tortura, amenaza o lo que sea.
Los EEUU no parecen estar bajo ninguna de esas circunstancias.
La confesión espontánea, de un hecho pasado que nadie reclama, es decir a destiempo y sin relación con el presente, mueve necesariamente a sospecha, ¿por qué ahora y para qué? Máxime cuando el hecho confesado lo deja muy mal parado. Todo esto es lo que me produce esta información, y no me va, que el gobierno americano desclasifique documentos cada tantos años. Se desclasifica lo que se quiere, o habrá que aceptar una profunda vocación suicida de los EEUU. Los entretelones públicos de éste criminal hecho no dejaban dudas. Lo que si genera muchas dudas es el porque ahora. Necesariamente recordamos la admisión del “error” de las armas químicas y de destrucción masiva que generaron la guerra con Irak y otro episodio aún no revelado;”la crisis de los misiles” La cuenta es casi infinita y muy grave, tanto que jamás se sabrá la verdad de Pearl Harbor y de la gran 2º guerra y todas sus secuelas y horrores, los que fueron por acción o por omisión culposa.
No parece el presente, el momento más brillante de los EEUU para hacer públicas estas vergüenzas. Esto es darles pastito tierno a los enemigos que se han sabido ganar en todo el mundo, precisamente ahora que todos están enojados ¿Por qué y para qué?
En lo interno, esto lleva a una sola consecuencia, el cada vez mayor descreimiento de los norteamericanos en sus instituciones y dirigentes. ¿Quién gana con esto?
Sin duda más que gato hay una tremenda pantera encerrada.
Tengo mi línea de interpretación, pero por prudencia hasta no tener más elementos objetivos prefiero reservar. Simplemente planteo la cuestión. Si lo que se ve, que viene, es, va a llegar. Mientras recordar que “no todo lo que reluce es oro” Y que en un siglo se han instalado como hechos ciertos, falsedades y mentiras como jamás ocurrió en toda la historia de la humanidad.
No puede negarse que desde siempre hubo serias razones de estado que no pueden ni deben trascender al gran público y medidas que se toman por razones que no se pueden explicar, pero esto excede todos los limites, máxime cuando se fabrican responsables sobre los que se cargan impiadosamente todas las sanciones. Termino con una hipótesis que no se puede negar, que cuesta y duele aceptar, pero a la vista de los antecedentes, debe al menos tenerse en cuenta. ¿Cuántos muertos, mutilados; familias y países desintegrados quedaron como secuela, o “daño colateral” de estas operaciones motivadas en el mejor de los casos por necesidades estratégicas, de política exterior o seguridad nacional?
Se puede racionalmente pensar que quienes tomaron estas decisiones le van a hacer asco a pagar a un perejil por un atentado. Deje muertos o sean bombas de humo simplemente.
No olvidemos que en la filosofía de estos “dirigentes” “el fin justifica los medios” y los muertos ajenos no se lloran.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicitaciones,no se le escapa nada,muy buenas las reflexiones